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El Telégrafo de Guadalaxara

Semanario político del lunes 3 de junio de 1811

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Nec te fallant animi sub vulpe latentes.
Horat.

Concluye el Discurso anterior.

Con el objeto pues de concurrir por nuestra parte a un fin tan interesante, hemos meditado dar a luz este Semanario; impugnando victoriosamente, y sin replica {a} todas las cavilaciones, mentiras y embustes contenidos en los papeles que se publicaron por parte de los Insurgentes, en el tiempo que ocuparon y saquearon esta Ciudad, añadiendo todos los artículos concernientes a los reveses que diariamente experimentan los que siguen las ominosas banderas de esta [10] Insurrección monstruosa. El Editor después de haberse mantenido sobre las armas, sosteniendo la causa de la Religión, y de FERNANDO VII, aún después de tomada esta Capital por los enemigos, fue llamado expresamente por el Apóstata precisado y compelido a escribir en favor de una conmoción tan inicua en sus medios, como funesta y espantosa en sus resultados. Esta desgracia que le ha acarreado mortales disgustos, y acibarado la escasa felicidad que disfrutaba, a lo menos le proporcionó el observar los sucesos en la fuente, y hacerle por lo mismo mas a propósito para presentarlos al público en toda su deformidad. El haberse retirado de Hidalgo, y de los Insurgentes de toda clase, luego que pudo hacerlo sin riesgo, retiro que fecha cerca de cinco meses, manifiesta que su corazón estaba muy distante de unirse con aquella facción infernal; de todo lo cual satisfecho el Superior Gobierno, le ha prodigado muestras de la mas señalada benevolencia.

De la Excomunión fulminada contra Hidalgo
por el Santo Tribunal de la Inquisición de México.

Herido el Apóstata con el formidable anatema que lo hacía objeto de todo el odio y execración común, trató luego de relajar, o por mejor decir de quitar toda su fuerza a un resorte que tan poderosamente obraba contra él. No es [11] posible contener la indignación que irresistiblemente se apodera del lector cristiano y sensato, al ver las miserables cavilaciones y sofismas pueriles con que a falta de razones, pretende eludir el golpe, y alucinar al bajo pueblo. Atribuye al Santo e Ilustrado Tribunal que lo condena, las mismas monstruosas contradicciones en que él incurre; contradicciones que los Jueces Apostólicos no hacen más que referir, y contradicciones en que es forzoso caiga todo espíritu altanero que habiendo una vez sacudido el yugo de la fe se halle abandonado de la mano de Dios, y entregado a toda la incertidumbre y extravíos de su réprobo sentido: ¿Pero quien podrá sufrir la avilantez con que este monstruo de destemplanza y lascivia ha osado acusar al más santo y puro de los Tribunales, de haber llenado su Edicto de las expresiones más sucias, e indecentes? ¿Quién es el que se atreve hacer semejante reproche? Americanos: avergoncémonos, cubrámonos de confusión a vista de la hidra abominable que el Infierno ha abortado entre nosotros. Cualquiera otro ambicioso, en la situación y circunstancias de Hidalgo se hubiera escondido bajo la máscara del disimulo, ocultando profundamente la corrupción de su corazón. Pero este infame y descarado Sibarita, este Sardanápalo sin honor y sin pudor, en sus marchas, en sus fugas, entre mil sustos y cuidados de toda especie, sin detenerle la consideración de tener fija sobre sí la atención pública, ni servirle de freno [12] el carácter devoto y religioso del pueblo que lo observa, manifiesta en todo la conducta más inmoral y depravada. Guadalajareños, vosotros sois testigos, y podéis transmitir hasta la posteridad más remota para su asombro y escarmiento, las escenas que visteis en los aciagos meses de Diciembre y Enero. Vosotros diréis haber visto a un Eclesiástico, a un sexagenario descubrir, en la declinación de la edad, y bajo la nieve de las canas, muestras nada equivocas de la voraz e impura llama que lo consumía. Vosotros diréis que le visteis abandonarse a los excesos de la glotonería y de la crápula, asistir al teatro y solazarse con los placeres de la música hasta muy entrada la noche, insultando al dolor público con este escandaloso aparato de alegría y de desorden, y aumentando la aflicción de los que lloraban. ¡Qué doloroso contraste! ¡Qué horrores!

Este brutal y bárbaro abandono, indicio cierto de una alma baja, sensual, y voluptuosa, era tan notorio, que algunos servidores de la buena causa se atrevieron a clavar once cañones, sin embargo de estar muy contiguos al salón que el tirano habitaba. Sus mismos satélites, hostigados por una parte del insolente orgullo que ostentaba, y por otra de su disipación y descuido trataron en Guanaxoato de formarle consejo de guerra, y deponerlo del rango de primer cabecilla; y bien sabido es el modo con que posteriormente ha sido víctima del odio de sus secuaces, antes que la valiente y leal Tropa de [13] Coahuila le entregase en manos del Gobierno. ¡Terribles, pero justas disposiciones de la providencia! que los monstruos que han causado tantos males, se destruyan unos a otros; y que esta atroz sedición, semejante a Saturno, devore a sus propios hijos.

Tribunal vigilante e incorruptible, Antemural firmísimo de la Religión y del trono, los sarcasmos de los impíos son tu mayor elogio. Un ateo, un monstruo de ferocidad se queja de que le has condenado con precipitación, siendo así que has examinado su causa por espacio de diez años: te llama sanguinario, cuando él mismo ha obscurecido a los Silas y Nerones, y cuando tu, con una humanidad sin ejemplo, lo has tolerado tanto tiempo. Dice que has degenerado de tu instituto, por que trataste de sofocar con todo el ardor de tu celo la rebelión atroz que él ha suscitado, y que previste iba a inundar de calamidades el Reino más cristiano, más feliz y más pacífico de toda la tierra. Tribunal sagrado, columna y apoyo de la quietud, de la unión y la concordia, los sucesos han justificado la energía de tu conducta; y tus Edictos solos hubieran bastado a contener el torrente de nuestros males, si el autor de todos ellos no hubiera tratado desde el principio de impedir su curso, interceptando o paralizando del todo el giro de la pública correspondencia. Las generaciones futuras te colmarán de bendiciones, aplaudirán y agradecerán reconocidas el poderoso [14] y eficaz influjo con que has {b} cooperado a la salvación de esta porción escogida de la Monarquía Española.

¿Los Europeos establecidos en América
han tratado de entregarla a José Napoleón?

Es más claro que la luz del medio día, que esta inverosímil y horrible imputación es la calumnia más atroz, la impostura más bárbara e insubstancial que ha podido imaginarse. Hasta ahora no se ha presentado al público ningún documento, ningún testimonio verdadero ni forjado, ninguna carta del Gobierno, ni de los particulares, no digo que compruebe, pero ni aun que remotamente aluda a tan ridícula como necia falsedad. Descubramos el origen de esta infame superchería.

Los Revolucionarios no ignoraban el amor, la lealtad y el general entusiasmo hacia FERNANDO SÉPTIMO que reinaba entre todos los habitantes de la América Septentrional, desde [15] el momento feliz en que ciñó sus sienes la Corona de España; veían que este entusiasmo se había exaltado sobre manera, cuando tan amable Monarca fue víctima de la más negra alevosía, arrancado del regazo de los suyos, conducido a Bayona y reducido a la más horrorosa esclavitud. Escudándose los malvados con el nombre sagrado de Fernando, esparciendo que se atentaba contra sus derechos, y se maquinaba la entrega del Reino a los Napoleones, creyeron excitar la indignación común contra los supuestos autores de la conjuración. ¡Qué alarde no hubieran hecho, si hubieran hallado el más ligero comprobante de esta entrega imaginaria, que no tenía más objeto que el de paliar con ella las atrocidades de su incendiario y devastador sistema! ¡Cómo no lo hubieran publicado por toda la extensión de este vasto Continente! ¡Qué de copias para imponer a las potencias que su loca ambición les pintaba ya como sus aliadas, como si hubiera sobre la tierra Nación alguna tan corrompida, que fuese capaz de aliarse con asesinos, para proteger el crimen, y la infracción de todo humano y divino derecho! El impostor Hidalgo, a falta de pruebas, recurre, según su costumbre, a sofismas y artificios, que a vuelta de todas sus expresiones huecas e insignificantes, sólo acreditan la crasa ignorancia en que se halla sobre el actual estado del Reino; así como el primer papel que dio a luz en esta Ciudad hizo ver a todos que carecía hasta de las nociones elementales de la [16] {c} geografía del país en que nació.

Se concluirá.

Noticias

Guadalajara 29 y 30 de Mayo de 1811.

No hay expresiones con que describir las extraordinarias demostraciones de regocijo que dio en dichos días esta fidelísima Ciudad en celebridad de los Días de nuestro amadísimo Rey y Señor DON FERNANDO SÉPTIMO (Q. D. G.) Por las noches hubo iluminación general. La Misa de gracias se celebró en la Santa Iglesia Catedral, con asistencia de las Autoridades, que inmediatamente después pasaron al Besamanos a la Casa del M. I. Sr. General, Don José de la Cruz, quien manifestó lo satisfecho que estaba S. Sría. de la incorruptible lealtad y firmísima adhesión de todos los cuerpos a tan amable Soberano. Por la tarde se colocó el Real Retrato bajo un magnífico Dosel en el Paseo nuevo, asistió formada toda la tropa con sus respectivos oficiales, y entre las descargas de una Salva triple de Artillería, y alternados conciertos de la música de los Regimientos, resonaron los más alegres vivas, que principiados por el mismo Señor General, fueron repetidos por el numeroso concurso de gentes de toda clase, que acudieron a ver tan alegre y delicioso espectáculo.

——

{a} Contamos con el auxilio de los patriotas instruidos que se interesan en la salvación de la Patria, quienes nos favorecerán con sus producciones, que insertaremos con tanta mayor satisfacción y complacencia, cuanto más directamente se encaminen al precioso objeto que nos hemos propuesta en la publicación de esta obra.

{b} Nada es más conforme al espíritu de la Iglesia, que el separar de su seno a los miembros díscolos y turbulentos: por eso los Illmos. Señores Ordinarios han desenvainado también la espada de la Excomunión contra los insurgentes, con arreglo a lo dispuesto por varios Concilios, entre ellos, el tercero de Cartago, y cuarto de Toledo.

{c} En dicho papel que empieza: Es posible Americanos, dice tener ya en su poder, o estar en insurrección cinco Provincias, en lugar de Intendencias.

[Transcripción íntegra realizada a partir de un original
digitalizado
por la Biblioteca Nacional de España]

 

 
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