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El Telégrafo de Guadalaxara

Semanario político del lunes 10 de junio de 1811

‹‹     Número 3 · páginas 17-24

Loripedem rectus derideat, Aetiopem albus.
¿Quis tulerit Gracchos de seditione querentes?
Iuven.

Sigue el Artículo sobre la supuesta
entrega del Reino a los Franceses.

¡Entregar la América a los Napoleones, y entregarla los Gachupines! ¡qué desatinó! ¡qué delirio! es, como se explica un gran Prelado Americano, {a} la especie más extravagante que ha podido ocurrir a un cerebro desconcertado. Los Españoles establecidos entre nosotros por su Religión, por sus intereses, por sus parentescos, por sus correspondencias, por sus enlaces de todo [18] género con los de la Península, deben seguir y han seguido constantemente las mismas miras que han animado a estos. Unos y otros, o por mejor decir toda la Nación, ha jurado solemnemente a la faz del mundo entero, vencer, o morir primero, que sujetarse a la dominación tiránica e injusta del Corso detestable. Ya hace tres años que la Europa pasmada de admiración y de asombro observa atónita el valor, el tesón, la constancia imperturbable con que el Pueblo magnánimo, el pueblo de héroes se está batiendo contra el formidable coloso, sin dar las más ligeras muestras de que llegará jamás a rendirse. Ha padecido hasta ahora terribles reveses, que para cualquiera otro hubieran sido golpes mortales y decisivos; pero a par de sus desgracias y derrotas se ha inflamado su odio contra sus orgullosos insufribles invasores. Ningún oído a las insidiosas propuestas del Tirano, ninguna esperanza de acomodamiento. Vencer, o morir, tal es el voto, tal la resolución heroica de todos los buenos españoles. Evacuación de la España, restitución del amado de nuestros corazones, tales son las únicas bases sobre que escuchará las proposiciones del enemigo.

Pero supongamos que nuestros hermanos de la Metrópoli llegasen a ser completamente subyugados ¿correríamos por eso nosotros algún peligro de padecer la misma infausta suerte? Sólo un ignorante estúpido, sólo un insensato, sólo un Hidalgo podrá decirlo así. [19] Escuchémosle, y confundámosle. Luego {b} que el Austria hubo aceptado su vergonzosa paz, y fue ocupada por el intruso Sevilla, sin disparar un cañonazo ¿no amenazó a las posesiones coloniales el más evidente riesgo de ser arrebatadas de tan impetuoso y desecho torbellino? ¿No debimos todos los Americanos, en desempeño de la fe jurada, tomar luego una actitud guerrera, y ponernos en un respetable estado de defensa? ¿Había otro modo de evitar una invasión de los Galos, que el de prepararse a rechazarla con las armas? Los Europeos manteniendo el Reino indefenso ¿no han manifestado con esto mismo querer entregarlo al usurpador de la España?

Americanos: ¿hay algo de substancia en toda esta algarabía? ¿todo este galimatías es otra cosa que un tejido absurdo de falsedades y de disparates los más groseros? Ya ha experimentado el mismo Hidalgo a costa suya, que el Reino no ha estado indefenso ni inerme. Sin traer un solo Regimiento de la Patria Madre, y sin quitar las guarniciones de los puntos que las necesitan, no han faltado al Gobierno veinte mil disciplinados, llenos de valor y lealtad, que bajo las órdenes de los más intrépidos y experimentados jefes han dispersado o derrotado pelotones [20] de centenares de miles de Insurgentes. Con la sola fuerza militar que hay en el Reino de pie fijo, que aun en tiempo de paz llega a más de treinta mil hombres, sin contar con los auxilios de la generosa Inglaterra, ¿no estamos perfectamente defendidos contra cualesquiera ataques de afuera? Tal es de ventajosa nuestra situación topográfica, tan resguardados estamos por la misma naturaleza.

En efecto, «las costas de esta América, como dice un sabio Escritor Español{c}, por el mar del Norte no presentan otro puerto que el de Vera Cruz bien defendido con su Castillo y fortificaciones, y sobre todo con la incomodidad de los nortes, que viniendo a su estación, impiden la permanencia de una escuadra por mucho tiempo en aquellos, parajes. Por la parte del Sur no hay Nación que pueda intentar una formal expedición por los inmensos gastos, y tiempo que exigiría y por los inevitables riesgos a que se vería expuesta. Aún más imposible es la invasión por la provincia de Texas, pues además de la inmensa distancia, no se podría pasar por unos países tan intransitables, y faltos de toda subsistencia, principalmente escaseando en extremo el agua, de lo cual se convencerá fácilmente el que lea los grandes peligros y trabajos [21] que padeció Mr. Pages para hacer este viaje, por que si a un individuo fue tan difícil, para un Ejército sería imposible.»

Pero si los Europeos radicados, o empleaos en esta América han sido los más violentos enemigos del opresor de la España; si no han tratado jamás de someterse a yugo tan infame, como con el mayor descaro e impudencia se atrevió a fingir el vil calumniador, ¿toda la conducía de este no está publicando a gritos que él se halla manchado can el negro borrón que ha pretendido echar sobre los fieles, e incorruptibles Europeos?

Es público, es notorio que el rebelde Cura de Dolores mantuvo por espacio de ocho días la más estrecha y criminal correspondencia con el Emisario Francés D'Almivár, a quien hospedó, y obsequio en su misma casa, en su tránsito para la capital de Nueva España. Nadie duda ya a la sazón que se han interceptado papeles en lengua francesa, minutas, planes, e instrucciones muy parecidas a las que el Corso dio a sus satélites para la invasión de la Madre Patria. Tan satisfechos estaban los infernales franceses de la conmoción que sus viles agentes habían de causar en América, que anticiparon algunos días su noticia, dando por sentado en los papeles de Madrid del mes pasado de Agosto, haberse excitado en ella una gran Revolución. Americanos, tal ha sido la conducta negra y alevosa del intrigante Apóstata [22] vendido a los Napoleones, que tomando en sus sucios y abominables labios el nombre adorado de FERNANDO, y fingiéndose vengador de sus agravios, ha sido su más cruel, e implacable enemigo, tratando de robarle la parte más preciosa de sus dilatados e inmensos Dominios.

Indios, Castas, Españoles, Americanos de todas clases, tan dóciles por vuestro carácter y tan susceptibles de cualesquiera impresiones ¡como habéis sido víctimas de vuestra ciega credulidad! ¡como os ha engañado este pérfido! Él fingió pretender la libertad del pueblo Americano, cuando más empeñado se hallaba en forjarle sus cadenas. Él aspiró a la tiranía sin disimulo, ni reboso. Lejos de afectar alguna popularidad en su trato ¡qué desmedido orgullo! ¡qué espíritu tan dominante, y tan enemigo de toda complacencia! ¡qué carácter tan feroz, tan absoluto e imperioso! Los déspotas del Asia son menos duros con sus esclavos. Él se arrogó luego el título de Alteza Serenísima, levantó guardias de Corps, consintió que hasta los mismos Eclesiásticos le hablasen de rodillas, y con la cabeza descubierta. Pero gracias a los Fabios Españoles, gracias a los valientes de Calderón y Urepetiro, que nos han salvado. A ellos les debemos el poder respirar en paz, y dilatar nuestros corazones. Nuestros nietos pronunciarán con respeto y con ternura sus nombres inmortales. [23]

Noticias

Barca Mayo 29 de 1811. El Señor Don Pedro Celestino Negrete, Comandante General de una de las Divisiones del Ejército de Reserva, dice al M. I. S. General con esta fecha lo siguiente.

Tengo el honor de dar parte a V. S. que esta infatigable División se ha cubierto nuevamente de gloria, derrotando completamente a la gavilla de Ramos, y a los restos de la del Lego Gallaga, cuyos monstruos unidos desde el día 24 tiranizaban horriblemente a este Pueblo y su Jurisdicción.

Tuvieron la temeridad de aguardarnos sobre una Loma inmediata a las casas y a el abrigo de un Cañón con tres mil hombres de a pie, y unos quinientos de a caballo; pero con su Cañón, municiones, algunos fusiles, Lanzas y dos Banderas dejaron en el Campo más de ochocientos muertos, y en el Río incalculable número de ahogados, desde las nueve que empezó la acción hasta las doce que duró el alcance general. La Caballería persigue todavía a los fugitivos por el camino de Atotonilco, y no dejará de hacer mayor mortandad.

Todos los Comandantes, Ayudantes, Oficiales, Sargentos, Cabos y Soldados se han portado con el valor que tantas veces tienen manifestado, y de los cuales remitiré con el detalle de la acción un Estado de los Valientes que han [24] tenido esta nueva ocasión de aumentar su mérito.

Dios guarde a V. S. muchos años. Barca 29 de Mayo de 1811. A las cuatro de la tarde = Pedro Celestino Negrete = Señor General del Ejército de Operaciones de reserva Don José de la Cruz. = P. D. = Ya llegó la Caballería al mando del Capitán Don Luis Quintanar, quien me asegura ha hecho una horrible matanza en los rebeldes fugitivos. = Negrete.

Guadalajara Mayo 31. La tarde de este día, por sentencia de la Junta Ejecutiva Militar, aprobada por el M. I. S. General, han sido pasados por las armas los Insurgentes contumaces Calixto Patiño, Español, vecino de la Hacienda de la Tresquila, José Miguel López, y Juan Sánchez, alias de la Villa, Indios de Tepatitlán, aprehendidos en dicho Pueblo por la Tropa del Rey. Tal es la funesta y desgraciada suerte que espera seguramente a todos aquellos insensatos, que insensibles a la voz paternal del gobierno que los llama al perdón, sigan obstinadamente en el injusto y atroz partido de la Insurrección.

——

{a} Ilmo. Señor Obispo de la Puebla en su Pastoral de tres de Noviembre de 1810.

{b} Desp. N. I.

{c} Viag. Univ. T. XXVII, pág. 215.

[Transcripción íntegra realizada a partir de un original
digitalizado
por la Biblioteca Nacional de España]

 

 
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